INGENIERÍA

EL AGUA, DE DÓNDE VIENE Y A DÓNDE VA

¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene y a dónde va el agua que usas en tu día a día? Pues bien, hoy te quiero acercar un poco al ‘apasionante’ mundo del tratamiento del agua, aprovechando que hace unos días visité la ETAP de ‘El Atabal’ y la EDAR de Guadalhorce, ambas en Málaga. Además creo que puede ser interesante acercarte un poco esta rama de la ingeniería civil de la que poco saben los no iniciados. ¿Me das una oportunidad?

Como te he dicho, la semana pasada estuve de viaje de prácticas (chapó por el esfuerzo de la Escuela de Caminos de Madrid, que movilizó a 700 alumnos en 15 viajes diferentes para todos los gustos). El viaje a Málaga nos permitió conocer, además de las estaciones de tratamiento y depuración antes citadas, el Caminito del Rey (que te adelanto que es una pasada) y el puerto de Málaga, hogar de los famosos cubípodos.

Pero hoy toca hablar del agua. Gracias a la visita pude poner ‘cara’ a todos aquellos conceptos que me explicaban en la escuela, por lo que creo que es el momento idóneo para hablar de ello en el blog. ¿No te parece?

1- ¿Qué es una ETAP?

Una ETAP es una ‘Estación de tratamiento de agua potable’, es decir, el lugar en el que se trata el agua superficial o subterránea tomada de embalses, acuíferos…de modo que pueda ser consumida por el ser humano en adecuadas condiciones sanitarias y de higiene, y desde la cual se distribuye a los consumidores a través de la red de abastecimiento.

Proceso de potabilización del agua

El proceso de tratamiento del agua para que ésta pueda ser consumida sin peligro, es decir, sea potable, básicamente consta de las siguientes fases:

1- Pretratamiento:

  • Toma del agua bruta superficial o subterránea.
  • Desbaste.
  • Desarenado.

2- Tratamiento:

  • Decantación.
  • Filtración.
  • Desinfección.

El pretratamiento consiste en eliminar los sólidos de mayor tamaño, tales como piedras y arena, que son fácilmente separables mediante el empleo de rejillas o un decantador simple (desarenador). El verdadero tratamiento comienza con la necesidad de eliminar las partículas más pequeñas o coloides que se encuentran en suspensión, los cuales, por su naturaleza, no decantan con facilidad.

Para conseguir eliminar estas pequeñas partículas se emplean unas reactivos denominados coagulantes y floculantes. Los primeros desestabilizan los coloides de forma que estos empiezan a unirse unos a otros, formando microflóculos. Posteriormente, el floculante hace de ligante facilitando la adhesión de unos microflóculos con otros, dando lugar a flóculos de mayor tamaño que ahora sí pueden decantar con cierta facilidad.

Este proceso de mezcla y decantación se suele realizar de forma conjunta en un decantador dinámico denominado ‘accelator’ aunque también se usan decantadores de lechos pulsados o ‘pulsator’ y otras soluciones más simples como decantadores rectangulares y circulares con rasquetas en puente móvil o de barrido. En estos últimos casos la mezcla se hace de forma previa a la entrada del agua en el decantador.

Los fangos que se producen, de gran contenido mineral, se extraen del decantador y se tratan para que puedan ser reutilizados.

Una vez finalizada la decantación, se somete el agua a un proceso de filtración. Se trata de un proceso de acabado que termina por eliminar las sustancias suspendidas en el agua.

Finalmente, se añade al agua un desinfectante, que es lo que finalmente la hace potable. Generalmente se usa cloro por motivos económicos y sus propiedades residuales duraderas, aunque existen otros desinfectantes como el ozono.

Fuente: Más que Ingeniería.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *